Los orígenes de la villa de Yeste nos son desconocidos, fechándose en el año 1243 la primera referencia documental que poseemos sobre ella. Nada conocemos de su pasado islámico, debiendo de ser por entonces una pequeña población dependiente sucesivamente de Taibilla, de Socovos, y de Segura desde el siglo XI al XIII.
La villa de Yeste fue conquistada por las tropas castellanas en los primeros meses de 1242, siendo concedida aquel mismo año a la Orden de Santiago, como una aldea englobada en el término de Segura de la Sierra. Años más tarde, le fue concedido el privilegio de Villazgo y fue convertida en encomienda y vicaría de la Orden, siendo centro político y religioso de una amplia comarca a la que pertenecían las poblaciones vecinas de Nerpio, Taibilla, Letur, Liétor, Férez y Socovos.
Integrada hasta el siglo XIX en el reino de Murcia, su principal misión en la época bajomedieval fue la de mantener la defensa de la frontera con Granada y colaborar en la conquista de nuevas tierras; en este sentido sus habitantes participaron en multitud de hechos militares, entre los que destaca la conquista de Huéscar en 1434 capitaneados por el comendador de Segura de la Sierra, D. Rodrigo Manrique, cuyas gestas y heroicidades han quedado resaltadas en las crónicas de aquel período.
Para facilitar el aumento de la población y la consiguiente defensa de la frontera la villa fue dotada por los reyes y por los maestres de la orden con privilegios y exenciones de tributos que la convirtieron en un centro de atracción de pobladores y familias que buscaron los beneficios fiscales para establecerse en ellas. Esta situación favoreció su desarrollo demográfico y se mantuvo hasta los primeros años del siglo XVI, cuando los Reyes Católicos decidieron suprimir gran parte de estos privilegios, no sin graves enfrentamientos con sus habitantes, que llevaron en 1503 a un levantamiento general de la población contra la monarquía castellana reprimido militarmente.A pesar de ello, Yeste había conseguido formar durante los siglos bajomedievales un extenso término casi despoblado que abarcaba también a las actuales tierras de Nerpio. La puesta en cultivo de amplias superficies en las aldeas de alrededor, además de la utilización de los pastos y montes para la ganadería, fueron la base del desarrollo demográfico experimentado por la villa durante el siglo XVI, que le permitió pasar de los 1.300 habitantes que aproximadamente tenía en 1468, a los 5.000 que vivían en ella en el año 1575. Este fuerte incremento demográfico fue acompañado de un gran desarrollo económico, es por ello, el período de la construcción de los principales monumentos que aún hoy existen en la villa.
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